jueves, 30 de junio de 2005

Entusiasmo juvenil

El entonces cardenal Ratzinger respondía a la cuestión de que los jóvenes apreciaban a Juan Pablo II pero no aceptaban los planteamientos morales de la Iglesia:

Pienso que hay que seguir el orden correcto. Puede que no tenga ningún sentido tratar de los valores morales más complicados, sin empezar por el descubrimiento de lo positivo que resulta que se nos regale la fe y abrirse a ese regalo. Esa fuerza de la fe, ese impulso del descubrimiento de la fe lleva también a la superación de aquello que hay que superar y a ir configurando una vida de acuerdo con unos principios. (...) El punto de partida debe ser esa alegría de Dios, esa alegría de saber que no estamos solos y abandonados en el mundo, esa alegría de saber que no estamos en un mundo lleno de enigmas sin solución: tenemos a Jesucristo, la palabra viva de Dios que da respuesta a esas preguntas. Lo primero es alegrarse, alegrarse de que Dios es así, de que Dios es mi amigo, de que me conoce, y también la alegría de conocer la pertenencia a la Iglesia. Partiendo de esa alegría de la amistad con Dios, también se está dispuesto a aceptar las condiciones de esa amistad, se está dispuesto a superar lo que es incompatible con esa amistad.

Pienso que puede ser también interesante en los temas debatidos actualmente; más que buscar la confrontación, hay que enseñar a Cristo; luego vendrá el entender qué exige y por qué lo exige. Hay mucha gente que se plantea su relación con la Iglesia confrontando teóricamente sus planteamientos morales, pero es una cuestión mal planteada. Se me ocurre un ejemplo: darle vueltas a las dificultades del matrimonio sin pasar por estar enamorado de una persona: en ese plano teórico nadie se casaría, pero cuando se quiere a alguien las dificultades son algo que está en el trasfondo y que se piensa superar por medio precisamente del amor a esa persona.

1 comentario:

  1. Muy bueno.

    Yo siempre que hablo con gente que no comparte mi fe y hasta ve muy mal a la Iglesia le aclaro algo parecido.

    Por ejemplo: "la Iglesia no te obliga a vos que no uses anticonceptivos". La Iglesia te propone a Jesús, si vos creés en él, luego todo lo demás va surgiendo como por añadidura. Vas profundizando en los conceptos, observás que son muy razonables, si los practicás te das cuenta de la felicidad que te dan, etc.

    Pero si vos no crees en Dios, pues no tiene sentido que aceptes algunas normas morales porque lo harás sólo por una obligación vacía.

    (Por supuesto que esto no quita que la Iglesia pueda proponer a la sociedad su doctrina. Y si lo hace es, entre otras cosas, porque son cosas razonables, cosas a las que puede incluso acceder alguien que no tiene fe sin que ello violente su conciencia).

    ¿No es así?

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