Ha tenido mucho eco en el mundo de los blog católicos yanquis la conversión de un pastor presbiteriano, que ya anunció hace unos meses la de su hijo y donde también se recogía lo que contaba un antiguo pastor luterano. En el ámbito de blogs en que me muevo hay frecuentes noticias de ese tipo. De todos modos, por esos testimonios se ve que hay una cierta movimiento en todos los sentidos en el ámbito cristiano anglosajón, que les lleva a ir picoteando por distintas iglesias: de católicos a luteranos a anglicanos a ortodoxos y permutaciones varias.
Lo admirable en todos es su esfuerzo por comprender, el hecho de que leen muchos libros y su inquietud espiritual. En España el 80% de la gente se declara católica, pero en un buen porcentaje es un hecho cultural, de tradición familiar, en el que no interviene en absoluto ni la curiosidad por otras formas religiosas, ni por supuesto la lectura de libros ni mucho menos el interés por la liturgia.
Me gusta el género de la literatura de conversos, especialmente en el ámbito anglosajón. Algunos puntos comunes: la enorme influencia de John Henry Newman y Chesterton en esas conversiones (por ejemplo en la de Joseph Pearce, que escribe libros que me gustaron), el dolor por perder una liturgia más cuidada y la sensación de liberación cuando se convierten.
Yo, que soy un craddle Catholic (católico de cuna) y nunca he roto con la Iglesia (gracias a Dios) a veces tengo envidia de los conversos, incluso de los católicos que luego de un tiempo de alejamiento se convierten, como Esperando nacer o Verso converso. Bien, habrá que seguir aprendiendo de todos ellos y agradecer el seguir en la brecha, aunque sea a trancas y barrancas.
Como referencia válida para todos, los de cuna, los que volvieron y los que llegan, ahí está la gran Santa Teresa, Libro de su vida, en un texto que siempre me emociona:
En este tiempo me dieron las Confesiones de san Agustín, que parece el Señor lo ordenó, porque yo no las procuré, ni nunca las había visto. Yo soy muy aficionada a san Agustín, porque el monasterio a donde estuve seglar era de su Orden; y también por haber sido pecador, que de los Santos, que después de serlo el Señor tornó a sí, hallaba yo mucho consuelo, pareciéndome en ellos había de hallar ayuda; y que como los había el Señor perdonado, podía hacer a mí: salvo, que una cosa me desconsolaba, como he dicho, que a ellos solo una vez los había el Señor llamado, y no tornaban a caer, y a mí eran ya tantas, que esto me fatigaba; mas considerando en el amor que me tenía, tornaba a animarme que de su misericordia jamás desconfié, de mí muchas veces.
Dende a fiel resistencia á reconversión, con menos colorido, menos gracia e sen debuxo artístico, mándoche unha tardía pero agarimosa felicitación de cumpreanos
ResponderEliminarBueno...vive ud en Santiago, podría pasarse algún lunes por la parroquia de San fernando al rededor de las 9'30. Se encontraría con un grupo de gente joven que bien podrían contarle acerca de sus conversiones. ;) Son majísimos, merece la pena.
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