lunes, 7 de febrero de 2005

Mirando por un canuto

Un amigo mío, historiador del arte, me contaba que está viendo documentos salmantinos del XVI, entre ellos algunos con la firma del gran fray Luis de León. Su comentario a mi envidia mal disfrazada: "¡Sí, estos documentos los habría mirado ya Gómez Moreno!" (el patriarca español de la historia del arte, de principios del siglo XX).
Lo mismo me pasa a mí cuando leo Historias de la literatura: a veces disfruto más con ellas que con los propios libros que comentan.
El amor por las fuentes secundarias o el amor de los comentarios.

2 comentarios:

  1. ¿Y ese placer de recorrer las bibliografías con premeditación y alevosía, imaginando el momento en que te encontrarás con cada una de sus entradas?

    Concha (en un momento tan bajo de su vida, que sólo se anima con la letra escrita).

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  2. Es cierto, la literatura secundaria a veces tiene el encanto o la garra que le falta a la fuente primaria. Bien sea por ser más "down to earth" en muchos casos (nos habla más en nuestro idioma), bien porque apreciamos leer en sus páginas aquellos comentarios que nunca se nos ocurrieron a nosotros o que sí se nos ocurrieron pero nunca vimos publicados. :) un abrazo

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