Domingo por la mañana II

Al salir de la Catedral, pasé por la capilla del Pilar, que ahora está abierta, porque celebran ahí la misa de diario, mientras está en obras la capilla del Santísimo (ese engendro que sólo merece la demolición total, pero no me harán caso tampoco en eso).

Las paredes de la capilla del Pilar están hechas con mármoles taraceados (no sé si se dice así) y está bien. He visto una gigantesca inscripción latina y encima un obispo (o similar) arrodillado (más información pronto).

De ahí, cumplido el deber religioso, a cumplir con el deber religioso-laico: ir a una exposición. Por suerte ya se han llevado la de Frida Kahlo y la de su marido (sí, el que la pegaba, el comunista, gran persona), la han puesto en La Coruña, para que la disfruten los burgueses. Aquí hay ahora una muy buena de El retrato español en el Museo del Prado. Del Greco a Goya. Seguro que va menos gente que a la de Frida Kahlo, pero así somos y no hay que darle vueltas.

Exposición muy clara, muy didáctica, pequeña, abarcable; un buen repaso del retrato español. En vez de descentralizar otras cosas, más nos valiera hacer más esto: sacar a pasear los tesoros del Museo del Prado. Y me paro, que si no empiezo a hablar de política.

Hay una pintura en tabla de Isabel la Católica, un retrato maravilloso del Greco, un boceto al óleo de Goya de la infanta María Jose de Borbón para La familia de Carlos IV, un retrato de Felipe IV de Velázquez con algunos detallitos muy velazqueños; esas pinceladas que tan burdamente quisieron copiar los impresionistas. Están representados todos los pintores de corte y también hay algunas curiosidades, por ejemplo un infante (o infanta, no me acuerdo ahora) de dos o tres años con todo tipo de amuletos (así era la Corte española). La peor época, la de la entrada de la dinastía francesa con Felipe V.