La instalación que estaba en agosto, de Ron Mueck, me dio escalofríos. Era esa barca que veis ahí. En medio, a mitad de escala humana, una escultura hiperrealista de un tío corito,
Venga, en movimiento:
Delante, una estatua «al poder y belleza de nuestra juventud» (sic), con un canon que a mí me recuerda la escultura nazi y fascista, pero es de antes (no mucho antes), de 1921. De todos modos, mal rollo:
Mal rollo, mal rollo...
ResponderEliminar