martes, 23 de mayo de 2006

En las Pelayas

Hace unos días estuve por primera vez en el monasterio de benedictinas de san Paio de Antealtares (antes de la autoconciencia nacional, san Pelayo), conocido también por el convento de las Pelayas (y yo digo, ¿por qué no las 'Paias'? Se ve que todavía hemos de profundizar en el autogobierno y en el proceso de normalización).
Bien, el hecho es que estuve allí. Es un Museo pequeño, agradable de ver, aunque con exceso de objetos litúrgicos (lo típico es encontrarse en esos sitios cosas como almofías, píxides, portapaces, además de cálices, casullas, cruces procesionales). Había varias imágenes que me llamaron la atención:
-Santa Rosa de Palermo o santa Rosalía: la primera vez que oigo hablar de ella. Me acordé de doña Rosalía, maestra gallega que vivía al lado cuando éramos pequeños, mi primera punto de contacto con Galicia aparte de un cartel a la salida del pueblo en el que ponía: "Santiago de Compostela: 499 km." Doña Rosalía murió joven, lejos de Galicia, aunque muy querida en Castilla.
-San Francisco de Asís entrega un foro al abad de san Martín Pinario. San Francisco estuvo en Santiago (sí, estuvo aquí); los franciscanos consiguieron poner un convento en Santiago, pero con grandes problemas con los benedictinos. Este cuadro es un testimonio de la arrogancia de los benedictinos y otra muestra más de la santidad de la Iglesia y la condición de pecadores de sus miembros.
-San Pelayo con un cuchillo en el cuello aparece en la portada de la Iglesia como suicidándose. En el Museo se ve toda la escena: lo están degollando con un cuchillo (¡menos mal, no es un santo suicida!).
-Un san Roque del siglo XIX. La primera vez que veo un ángel que le está curando la llaga de la pierna: con lo que se demuestra que en el siglo XIX se empezó a estropear todo.
-Un niño Jesús vestido de peregrino. Y pensé que las monjas no van nunca a la tumba de Santiago. Están al lado y son las más peregrinas de todos, porque no llegan nunca.
-Un lápida romana reutilizada como altar en el XVI: la piedra era muy bonita.
En la Iglesia, una escena de huida a Egipto muy buena y una Virgen embarazada.
Pero lo que más me gustó fue esta imagen de la Virgen del Socorro:

Como se puede ver, la Virgen está a punto de darle con el palo al demonio. Ahora tengo la postal en mi mesa: me consuela.

3 comentarios:

  1. Se agradecería una imagen en mayor resolución y calidad, como para imprimirla. Si se puede, te doy un e-mail para enviarla.
    Sí, ya sé: soy un caradura desconocido que de entrada te pide algo, pero creo que la imagen vale la pena.

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  2. y porque no te das una vuelta por el museo,y ves tú mismo lo que hay alli¿?

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  3. Ana, supongo que quieres decir: "¿Y por qué no te das una vuelta por el museo y ves tú mismo lo que hay allí?" Lo que no sé es por qué lo dices, si en esta entrada me dedico a contar lo que vi en ese museo.

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