El viernes, de camino a la Facultad de Historia, entré por primera vez en la colección C5. Es una casa burguesa rehabilitada como galería. Lo más interesante es eso, entrar en una casa burguesa del Santiago decimonónico, toda en torno a una escalera muy estrecha. Como signo de modernidad, había cuadros en el cuarto de baño.
Exponían grabados de Damien Hirst, enfant terrible del arte británico y premio Turner (ahí es nada) por sus trozos de vacas en formol. En este caso, la criatura realizó, según se explica en unos paneles y yo he encontrado en internet, lo siguiente: 'a partir de una idea extremadamente básica, hacer caer pigmento' ('dropping': atención, que no es dripping) 'en una base circular motorizada', explorar 'la naturaleza mecánica y a pesar de todo fortuita, de la producción artística". Pone como correlato una foto hecha al firmamento con gran tiempo de exposición, con las estrellas formando líneas, etc., etc.
Valoración: 1/10 (otro de las juventudes socialistas sin conocimientos clásicos).
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