sábado, 25 de marzo de 2006

Czeslaw Milosz

He encontrado este poema de Czeslaw Milosz, que recoge Raymond Carver para abrir su último libro de poemas (Un sendero nuevo a la cascada. Últimos poemas, introducción de Tess Gallagher, traducción de Mariano Antolín Rato, Madrid, Visor, 2001, 2ª ed., p. 23).

Dádiva

Un día muy feliz.
La niebla se levantó pronto, trabajé en el jardín.
Los colibrís se demoraban sobre las madreselvas.
No había cosa en la tierra que yo deseara poseer.
Sabía que no merecía la pena que envidiase a nadie.
Cualquier mal que hubiera sufrido, lo olvidé.
Pensar que una vez fui el mismo hombre no me molestaba.
En el cuerpo no sentía dolor.
Cuando me estiré, vi el mar azul y velas.

2 comentarios:

  1. Precioso y, sorprendentemente, "los colibrís se demoraban sobre las madreselvas" no resulta cursi, sino maravilloso (será por el "se demoraban"; si llega a decir "piaban", cataplum).
    Pero el verso séptimo no tiene mucho sentido. Tendría más si dijera "pensar que alguna vez fui otro...", o "pensar que no fui el mismo..."
    Me parece a mí. No entiendo que moleste ser el mismo, pero sí molesta no ser lo que ibas a ser, lo que creías ser, ser mayor, ser menos... sobre todo teniendo en cuenta que se trata de "últimos poemas".

    Pero da igual, es bonito. Muchas gracias.

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  2. Pues yo entiendo que no moleste ser el mismo, es lo más, es que no te moleste ni siquiera no haber cambiado cuando lo has deseado tantas veces...MILOSZ es grande, grande.

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