lunes, 1 de diciembre de 2025

Nebraska

Yo tenía la idea de que había visto ya Nebraska en 2013, pero de hecho esta vez no me acordaba de nada, ni de un fotograma, así que pude disfrutarla, si es que era la segunda vez, como si fuera la primera.
Es en blanco y negro, que cuadra bien con ese mundo gris, entre Montana y Nebraska, de gente que nunca ha llegado a nada y que se ilusiona con lo imposible, empezando con el anciano protagonista con una oferta publicitaria de ser millonario en un improbable sorteo.
Sobre todo va de un hijo que decide sostener la ilusión de su padre al borde de la senilidad. Ahí es donde está la grandeza de la película, en un mundo con tantas mezquindades, pero grandiosos paisajes de llanuras y un paisaje humano de pueblos de capa caída: el director y el guionista no nos dan mucho a lo que agarrarnos, solamente la ilusión de lo improbable. Lo que sostiene la película son los lazos humanos, a veces muy delgados, como el que se ve en el beso en el hospital de la mujer al marido de historia complicada y constantes fracasos:
 

3 comentarios:

  1. Me pareció una magnífica película , que vi como un cántico esperanzado al hombre corriente. Con demasiada frecuencia olvidamos que es ese hombre el que sustenta, con sus virtudes y defectos, la fábrica de lo social. Es urgente decirle a ese hombre (frente la alienación de las ideologías) que tiene razón en (casi todos) sus prejuicios.

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    1. Gracias por el comentario. En esta película se mira con mucha piedad a los personajes, con humor, pero con piedad: eso destaca.

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    2. Las películas de Alexander Payne siempre tienen algo.
      Ésta, tiene mucho.

      Gracias

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