martes, 15 de diciembre de 2020

Gran programa de Extremo Centro y la polémica de los intelectuales católicos

Un motivo de alegría en este 2020 es el podcast de Extremo Centro

En el programa de esta semana estaba Diego S. Garrocho, que ha saltado a la fama con un artículo que dio pie a un debate con múltiples ramificaciones sobre los intelectuales católicos. La realidad es que nadie lo había leído (esta en la barrera del Premium), solamente Miguel Ángel Quintana Paz, que fue quien hizo un artículo que sí que fue clave en la discusión. O quizá es que a mí me pasó eso. Yo leí más tarde el artículo de Garrocho y la verdad es que era muy flojo, cargado de su conciencia de superioridad moral. A él le parecía también «liviano», según dice en este podcast y le sorprendía que la gente le considerase valiente: a mí también: no hay nada de audacia, es pura confirmación del consenso socialdemócrata con un anhelo de un poquito de picante cristiano.

En este podcast se le ve incómodo todo el tiempo, yo creo que porque tiene miedo de que alguien piense que puede tener algo en común con los demás participantes, que le deben de parecer no suficientemente a la altura de sus altos ideales. Lo más gracioso es que su «propuesta» política es que «los mejores» de PSOE, Podemos, Ciudadanos y PP tengan altura de miras y se pongan de acuerdo entre ellos, así de fácil. La verdad es que me da pudor escribirlo, de lo simple que es. La pregunta estaba ahí y se la hicieron, claro, a continuación: ¿Y Vox? Y él contestó que podían unirse los de Vox ... y los de Bildu: es un genio, Diego S. Garrocho. 

Pontificó sobre defender la verdad, aunque a mí me dio la sensación de que defendía una versión post-postmoderna de la verdad, no sé. Lo único por lo que mostró entusiasmo fue por Nick Cave (le alabo el gusto), con cuya valoración fue capaz hasta de ponerse intransigente.

A mí ya me estaba hartando todo aquello, pero que luego invocara a Platón y a Aristóteles como adalides de sus ideas fue más de lo que pude soportar. Diego, muchacho, lee a Tucídides, cáete del guindo. Lee otra vez la República de Platón. No invoques la valentía en Aristóteles para proponer que los de siempre se junten para lo de siempre.

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