De Nicolae Steinhardt, El diario de la felicidad 190. Está recordando una estancia en Londres de 1937:
De noche. por las calles no veo a nadie, sólo viento. lluvia y farolas; la desolación me llega a los huesos, de modo que la modesta habitación en la que encuentro a Nuti me parece un refugio: en la chimenea luce un fuego eléctrico de color púrpura, la lámpara junto a la butaca tiene una pantalla verde, en la mesita destacan las tacitas de té. El contraste entre el confort británico basado en elementos simples (calefacción, agua, luz matizada, un elixir: las hojas de te, la botellita de ron) y el paisaje otoñal de fuera resulta tan chocante que no puedo dejar de conmoverme. ¿Acaso no es esa la esencia de la vida: como una selva en la que pululan las bestias, llena de agujeros y trampas, sacudida por relámpagos y ráfagas de lluvia y, en el margen del bosque, una sola casita iluminada y caliente, de la que todos los habitantes tendrán que salir antes del alba implacable?
Por ahora en la habitación todo es simple y efímero. dulce y tierno. Nuti sirve el té en tazas, el radiador reemplaza a los tradicionales troncos de madera y nos calienta suficientemente; en una pequeña sartén hay huevos fritos. Pobre lucha de la humanidad en contra de la naturaleza y de la realidad, una lucha en la que los ingleses son auténticos maestros. ¡Cuánto me gustaría poder hundirme en ese confort salvador, olvidar el bosque enemigo que acecha y nos circunda! ¿Quién lo ha plantado? ¿Dios? ¿0 es Dios el artífice de la villa que se encuentra en el margen de la selva? San Chesterton, ruega por nosotros. (Según el San Sócrates, ruega por nosotros de Erasmo).
¿Se puede resistir?
Pequeños conforts (ojo: viene en el DRAE) británicos, mientras en Europa arreciaba el temporal (España, Alemania, Italia, la URSS -tengo todavía pendiente el libro de Karl Schlegel 'Moscú, 1937'-).
ResponderEliminarYo también lo tengo pendiente.
EliminarLo de Steinhardt es más impresionante pensando en lo que tuvo que pasar el resto de su vida, especialmente la cárcel.