miércoles, 30 de marzo de 2022

Inscripciones romanas de Galicia I

Para hacer un cartel, estuve buscando inscripciones romanas de Galicia y algunas os puedo enseñar, transcribiendo el texto de dos de ellas (y lo que va entre paréntesis es lo que se supone que pondría si no usase abreviaturas).

Por ejemplo este altar a Júpiter, de Lugo. Pone: I(ovi) O(ptimo) M(aximo) / Conserva/tor(i), M(arcus) Aur(elius) /Severus / votum / s(olvit) l(ibens) m(erito) (A Júpiter el Mejor, el más Grande, el Defensor, Marco Aurelio Severo le cumplió un voto, con ánimo gustoso):


Esta está dedicada a Diana: Diane / Venat-/rici ar(am) / po(suit) Ur /et(inus?) / Faus- / tinus / ex pr(aemio) /victor(iae)/ s(uae) pro s(alute) / sua (A Diana Cazadora un altar le puso Uretino? Faustino por el premio de su victoria y en pro de su salud).


En esta no me voy a molestar en poner el texto; es de esas de emperadores con todos sus títulos:

4 comentarios:

  1. Si cuando hablas de "Para hacer un cartel" te refieres a copiar los tipos o la estructura para hacer el cartel de una conferencia o congreso (todo eso he querido deducir yo), estoy deseando verlo.

    Por cierto, de latín de 2º de BUP yo me había quedado con la idea de que el verbo iba "al final de las frases", pero veo ahora que más bien lo que pasa es que van delante complementos directo e indirecto, y detrás sujeto y resto de elementos. ¿O esto es propio solo de las inscripciones? ¿En qué momento las lenguas romances deciden darle la vuelta a la estructura sintáctica? Seguro que hay libros y tesis sobre esto, pero con un artículo de WIkipedia me llega (he intentado buscar algo, pero con poco éxito).

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    1. He hecho un cartel con una inscripción, de Lugo en concreto. Cuando esté la versión definitiva ya la pondré aquí: estoy bastante contento de cómo ha quedado.
      El verbo "tiende a" ir al final; fíjate que en la primera casi es así, aparte del "libens merito", que es una fórmula; en la segunda se pone primero lo más importante, a quién se hace la inscripción, luego va el complemento y luego el verbo y al final el sujeto, que es una estructura típica en inscripciones dedicatorias. En la tercera inscripción va casi al final: primero está el emperador con toda la retahíla de títulos, luego el tema "vias et pontes" que estaban estropeados y ahora sí el verbo: "restitueru/nt" (en la antepenúltima línea, al final). Añade quién se encargó de hacerlo, un tal Decio, propretor.
      En resumen: tiende a ir al final, pero no es una norma fija, es una cuestión de qué se quiere destacar.

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  2. Una respuesta muy breve a Antón. Está bien establecido cómo el latín va evolucionando, de una lengua donde el verbo siempre va al final de la frase, en época arcaica, a otra donde esto se hace cada vez menos rígido y ya, en época imperial, ni siquiera es lo preponderante. Entre las explicaciones más convincentes de por qué las lenguas romances presentan un orden de palabras (SVO) distinto al del latín, o mejor del indoeuropeo (SOV), está la de la pérdida de las desinencias casuales, que hace necesario un orden fijo de palabras donde el verbo se interpone entre el sujeto y el objeto, de manera que así se distingan el uno del otro.

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    1. Gracias por la explicación, Chema; tiene mucho sentido.

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