lunes, 11 de marzo de 2019

El reino del lenguaje, de Tom Wolfe

Era el último libro de Tom Wolfe, con el que tanto me he reído, sobre todo en sus libros de crítica de arquitectura y arte, y había leído que se metía con Chomsky, que es un motivo atractivo para leerlo, aunque en realidad no es así: lo critica, pero sin acritud.
El libro en realidad trata de dos pares de personas, Darwin y Wallace: quién dijo primero que la evolución humana tiene orígenes en otros animales. También sobre Chomsky y Daniel Everett: si el lenguaje es resultado de la evolución o no. El tema, orígenes del lenguaje, en principio me deja más o menos frío, aunque tengo la sensación de que la cuestión como que debería interesarme. El hecho es que estas cosas tan imposibles de demostrar me agotan y me aburren, sobre todo porque suelen ser demostraciones de soberbia de gente que se atreve a contestarlas sin tener base sobre la cual llegar a algo medianamente concluyente.
El libro tiene golpes buenos, sobre todo cuando repasa esas teorías supereruditas y superestúpidas a la vez sobre el origen del lenguaje, pero termina como muchos otros de Wolfe: cuando tiene que aportar algo es enormemente decepcionante. Es bueno desmontando, pero no proponiendo. En este caso se apunta a que el lenguaje humano es una tecnología, básicamente un recurso mnemotécnico y todo esto después de haber dicho varias cosas bastante estúpidas sobre el cristianismo.
Nada. un libro para olvidar. Creo que a Wolfe le di más crédito que el que merecía. Mira que me reí con su Quién teme a la Bauhaus feroz: ahora, en cambio, me gusta el hormigón y desprecio los juicios estéticos de Wolfe, tan pequeñoburgueses. Y si me ofrecieran visitar las obras principales de Le Corbusier, bien contento que iría a verlas.

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