jueves, 14 de junio de 2018

Sobre la ejemplaridad otra vez

Bueno, lo que podría decir ya está en este texto brillante en forma y fondo.

De camino a la Facultad, me suelo cruzar con dos niñas supongo que gemelas y la que me imagino que es su madre, porque a veces se carga con alegría de las mochilas de ambas. No sé en Noruega, pero las madres en España son así.
Hoy estaban esperando pacientemente el semáforo de Juan XXIII, que tiene un sistema de tiempo que hace intolerablemente largas las esperas. No había casi coches a la vista en la larga avenida y he cruzado como Pedro por su casa (de hecho llevo casi veinte años haciéndolo) y me ha entrado el miedo a desejemplarizar. Luego me he acordado de que existe la epiqueya y la virtud de la prudencia y creo que he sido ejemplar: un semáforo en rojo sin coches a la vista hay que saltárselo, a no ser que haya policia (la local está en modo estúpido, poniendo multas a peatones prudentes como yo).

Una de nuestras luminarias patrias escribió ayer esto:




Y a cuenta del concepto de ejemplaridad que puso alguien en circulación estos últimos años, tenemos ahora un ministro de Cultura nuevo que dice que los animales son iguales a los hombres. Qué gran concepto de cultura el tipejo:
Hay que empezar a considerar a los animales iguales, pero iguales en todo, iguales en inteligencia, en sensibilidad, en derecho a la vida. Porque ¿alguno de nosotros sería capaz de hacer lo que hacen las aves migratorias o de prever lo que hace los animales cuando viene un tsunami, un terremoto? Hemos perdido nuestra raíz con la tierra, con la naturaleza, y ellos no la han perdido.
El rey del bullshit letrado, ya lo veis. Es simplemente ser bobo, con adornos «culturales» pero bobo. Pero, ah, es "ejemplar" (o mejor, todavía no se ha demostrado que sea un antiejemplo de la normalidad burguesa).

7 comentarios:

  1. Y encima dice "preveer"...

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  2. No entro a comentar la botaratada del ministro, aunque me hace pensar en lo que ¿enlazaste? (¿tú o yo?) una vez de Sir David diciendo que él no tenía nada que "aprender" de los animales, que podía ver una libélula y maravillarse de mil maneras, pero que de ahí a "aprender" iba un trecho. Ante la duda, yo me pongo del bando de las canas...

    Lo que entraba a comentar es que, tras cruzar una vez un semáforo en rojo, escuchar tras de mí a un niño diciendo a su progenitor que "... pues él está cruzando" y llegar a la otra acera más rojo que el propio semáforo; me cuido muy mucho de hacerlo si hay niños en un radio de 100 m, así estén los alrededores desiertos de vehículos a más no poder.

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    1. Siento que no me llegaran notificaciones del comentario. Muy bueno lo del niño.

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  3. http://www.elmundo.es/blogs/elmundo/elmundopordentro/2018/06/14/guirao-debe-dimitir.html

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  4. El camello que puso en circulación el estupefaciente Ejemplaridad matizaba últimamente y se desmarcaba de lo que llama "ejemplaridad antipática":

    "La ejemplaridad es exigente con uno mismo, indulgente con los demás. No es ideal asfixiante y represivo. Admite errores, fallos, aprendizaje y pruebas. No se manifiesta en un acto aislado sino a largo plazo, al final de la trayectoria vital, en la imagen de la vida de una persona"

    Obsérvense los ecos paulinos (I Co 13,4). Otros iluminados están intentando, a cuenta de los últimos viajes de ejemplaridad que se ha metido la opinión pública, separar ejemplaridad de puritanismo. Van listos.

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    1. Sí, ahora está con lo de la "imagen de la vida", que es la fama póstuma con picatostes.

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