lunes, 25 de septiembre de 2017

Jerusalén 12 - El Cenáculo


[esta foto, de wikimedia]

Si hay un sitio importante en Tierra Santa, además del Calvario y la tumba del Señor en el Santo Sepulcro (y Belén y Nazaret) es el Cenáculo, lugar de la Última Cena y de varias apariciones de Cristo Resucitado. Podéis leer esto para que comprendáis algo de la trascendencia de este sitio.

En el siglo XIII un tipo de Tudela, llamado Benjamín, se equivocó de cabo a rabo y dijo que ahí estaba la tumba de David. Ahora hay una sinagoga debajo: vimos rezando a los típicos judíos de tirabuzones, con movimientos rítmicos, en el lugar de la planta baja donde seguramente ocurrió el lavatorio de los pies. En el piso superior está la habitación donde tuvo lugar la Última Cena. Es de los franciscanos, pero con todos estos líos propiciados por el de Tudela, el lugar está en una situación irregular. Es un edifico gótico tardío con restos de cuando los musulmanes lo hicieron mezquita. Es muy pobrecillo:



A mí lo que me hundió definitivamente fue ver al fondo esta escalera tan cutre con esa puerta metálica tan cutre, que da paso nada más y nada menos que a la sala donde los apóstoles reunidos con la Virgen recibieron el Espíritu Santo como lenguas de fuego en Pentescostés, donde nació la Iglesia:





Por esa ventana tan cutre se entrevé la sala de Pentecostés:


Yo, por ponerme a tono, pensaba que es muy apropiado que el abajamiento del Señor toque también a los lugares donde estuvo, que su padecer por nosotros en la historia se manifestase también en la historia de destrozos de los sitios donde estuvo. A contrario, el supuesto sitio donde Mahoma salió volando con un caballo es la Mezquita de la Roca, con su cúpula de oro reluciente.

Se me ocurría también a propósito de no encontrar nada hermoso en esos sitios donde estuvo el Señor, de no ver nada de arte, precisamente una definición de arte, porque justamente allí no lo echaba en falta. La he ido afinando y esta la versión 2.3 (espero sugerencias):
Arte es lo que nos ayuda a recordar a Cristo cuando no lo tenemos presente

4 comentarios:

  1. Una definición demasiado inclusiva, para los que a veces nos sobrecogemos viendo un bicho de cerca, ¿no?

    El Cenáculo: me lío intentando conciliar el S. I y el gótico: ¿lo que hay ahora es un edificio construido donde la casa original, o un montón de reformas de distintos siglos amontonadas en la casa original? Aunque no sé si el resultado final cambiaría algo o no...creo que la pregunta real es "¿hay algún trozo de suelo, peldaño de escalera, lienzo de pared... en ese edificio que sea el original?" Más por curiosidad que otra cosa: que fuese ese el sitio o una casa tres portales más abajo no cambia nada la Historia...

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    Respuestas
    1. El cielo proclama la gloria de Dios,
      el firmamento pregona la obra de sus manos:
      3el día al día le pasa el mensaje,
      la noche a la noche se lo susurra.

      La naturaleza, entonces, no tiene problemas de relacionarla con Dios, pero el arte para qué está, esa es la cuestión que me pongo a pensar últimamente. En Jerusalén viví unos días "sin arte" y no se echaba tanto de menos, estando allí en los sitios donde estuvo Jesús. De ahí mi teoría, que tengo que afinar mucho.

      El Cenáculo está donde se supone que estaba "el piso de arriba" donde fue la Última Cena. No creo que haya ni una piedra de entonces, aunque el sitio sí que es ese, parece.

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    2. Hombre, lo primero que se me ocurre respecto a la "afinación" es que semejante teoría podrá convencer si acaso a los cristianos. Quienes no lo son, ¿nada tienen que hacer con el arte? ¿Ni derecho a él siquiera? Pues vaya.

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    3. Bueno, mi teoría no trata de convencer, es una convicción personal. Yo si no fuera cristiano, no sé qué valor le vería al arte. Supongo que me podría apoyar en la metafísica escolástica para hablar del Pulchrum como trascendental, pero no sé si hay no creyente que crea en la metafísica, que al fin y al cabo es creer en Dios. El arte, dejado solo, no sé qué justificación podría tener.

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