lunes, 30 de noviembre de 2015

Qué tarambana

También aquí dejé constancia de lo mal que me caía Ulises. Ahora, en cambio, en esta última lectura de clase, me está pareciendo admirable este «Ulises divino, de heroica paciencia» (6.1. traducción de Pabón - en el original πολύτλας δῖος Ὀδυσσεὺς «muy-soportador divino Ulises»). Tanto como lo critiqué por tratar tan mal y tan torticeramente a Tersites, ahora que en la Odisea alguien lo trata à la Tersites, me conmuevo.
Y hasta le estoy viendo perfiles cristológicos, que ya es lo más. No, ni de lejos es figura de Cristo, pero a veces hasta casi se le acerca, en esa humillación y abajamiento queridos (bien que para vengarse -y de qué cruel manera).

Ayer, cuando Euriclea reconoce la herida, hasta me conmoví, en ese momento en cámara lenta en que a la anciana se le desliza la pierna de su amo en la tina, que se tamblaea -lo estamos viendo a cámara lenta- y el agua se derrama por el suelo. Ya lo puse hace un año, pero lo vuelvo a copiar:

[la anciana, que está lavando la pierna, toca la herida]
conocióla en el acto y soltó conmovida la pierna,
que, cayendo de golpe en la tina y sonando en el bronce,
la volcó hacia delante y el agua vertióse en la tierra. (19.469-71 trad. de J. M. Pabón)

γνῶ ῥ' ἐπιμασσαμένη, πόδα δὲ προέηκε φέρεσθαι·
ἐν δὲ λέβητι πέσε κνήμη, κανάχησε δὲ χαλκός,
ἂψ δ' ἑτέρωσ' ἐκλίθη· τὸ δ' ἐπὶ χθονὸς ἐξέχυθ' ὕδωρ.

la conoció al tocarla, el pie se le soltó;
en la tina cayó la pierna, resonó el bronce,
de rebote al otro lado se vertió, por la tierra se derramó el agua (trad. literal mía).

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