miércoles, 9 de septiembre de 2015

De Frómista a Villalcázar de Sirga

Salimos de Villaveta, dejamos a un lado Castrillo Mota de Judíos (antes Matajudíos; y no, no era de «matar judíos») y nos fuimos para Frómista. Allí comimos y dimos una vuelta en torno a san Martín, del color de una escultura de escayola repintada. No voy a regodearme en eso, porque bastante le han atizado a la pobre iglesia-modelo-de-románico, pero da impresión de falsa, siendo real. No entramos, porque estaba cerrada y porque donde queríamos ir sobre todo era a Villalcázar, que yo ni conocía y eso que es uno de los hitos del Camino de Santiago, y luego a Paredes de Nava y Becerril, a ver a Pedro de Berruguete.

El paisaje era maravilloso, al menos para mi cerrado gusto, tan partidario de Tierra de Campos, y cada vez más. Dadme un paisaje de llanuras, ribazos y unos pocos árboles y yo, feliz.


Tremenda iglesia también en Villalcázar, con una portada gótica enorme y unos retablos tremendísimos, sobre todo el mayor. También había unas tumbas de buenísima pinta, pero una reja como esa en la que se ensartó el hermano de Gregory Peck en Recuerda, impedía acercarse.

Mirad qué retablo:


[excelentes fotos aquí]

1 comentario:

  1. Esta sí que la conozco, y la pastelería de enfrente también, bastante. Tienes razón con lo del paisaje, al menos en mi recuerdo.

    Un abrazo

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