lunes, 25 de mayo de 2015

Otro domingo por la mañana

Al final acabé yendo a votar. Sigue siendo una tortura el decidirme a no «no-votar», porque me agoto en disquisiciones sobre malminorismos entre partidos con variaciones socialdemócratas más o menos acusadas (y no hablemos de las variaciones menores en la casi general defensa de la aldea primigenia ludita, regida por intercambios de "dones no monetarios") o en quedarme en una situación a-política, cuando me paso el día leyendo cosas sobre Platón y la ciudad.



Al menos era un día de los bonitos de Santiago: sol pero sin calor y con nubes pasando, aire (pero no viento), gente por las calles, pero no tanta.


[vi esta ventana de la iglesia de san Francisco y le hice una foto]

En la plaza de la Inmaculada, la banda de música de Rianxo tocaba canciones de repertorios decimonónicos más o menos pasodoblísticos, zarzueleros o regionalistas.
Me senté: era muy bonito ver a los músicos, unas chicas bien jóvenes y serias, unos chicos con gafas de sol de macarra pero atentos a sus instrumentos, algunos músicos mayores por el medio.

2 comentarios:

  1. No sé cómo decirlo, ni sé exactamente la razón, pero la música nos salva, les salva a ellos también, o hace más llevadero todo lo malo o desagradable de la vida. Bueno, a algunos. En general ahora se oye más que se escucha música.

    Un abrazo

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  2. Me encanta la foto de la ventana.
    ¡ Ojú, las elecciones...!

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