sábado, 21 de abril de 2012

Sábado en el MNAC 4

Por el MNAC iba todo contento, anotando en mi flamante Galaxy Ace todo lo que me llamaba la atención para ponerlo aquí. Y a veces sacaba fotos (muy malas, ya lo estáis viendo).
Bien: a la vuelta Samsung Kies (la basura de programa para bajarse fotos y similares) dejó de funcionar. Después de intentos varios acabé reiniciando el teléfono: al infierno de los bites se fueron mis notas sobre pintura en el MNAC. Quedaron las fotos.

Quizá hayáis salido ganando, que solo me voy a acordar de lo más llamativo (pero aquí están todas las piezas de Renacimiento y Barroco para refrescar la memoria):

Después de las grandes alegrías de Zurbarán, Ribera y Velázquez (lástima de falta de Murillo), todo era más normalito. Por decir algo, un Mengs, que es un pintor como de la familia, porque lo tenemos en la colegiata de Castrojeriz.
Recuerdo vagamente autorretratos de pintores de por el XVIII, pero es todo borroso.

Y venía luego la zona de arte moderno: qué bueno Mariano Fortuny, qué gran cuadro La vicaría, finura, humor, detalle, y algo inquietante en todo ello.
Y para colmo, había una excelente exposición de grabados suyos en una sala pequeña: qué grande Fortuny, qué bueno.

Y me llamaron la atención los paisajes clásico-románticos de Rigalt: esas ruinas románicas; parece que no se podía imaginar en la piel de toro unas ruinas clasicistas.

Ya sabía que el Modernismo no me interesaba ya, pero no sabía cuán poco.

Y se me cayeron de la lista Regoyos (el cuadro de Pancorbo es muyyyyy malo) y Nonell. Bien Ramón Casas (al menos este cuadro), Rusiñol (Patio azul). Y Torres-García.

De primeras no lo parecían, pero qué buenos los dos cuadros de Gutiérrez Solana, Las coristas y La reunión de la botica.

Entre la Colección Thyssen y el legado Cambó (que está allí) tenían varios Cranach. Y un grandísimo retrato de Tiziano y varios cuadros buenos de Rubens (como este retrato).

Y yo cada vez que veo un cuadro francés bueno -tiendo a mirarles mal- me alegro mucho, como este de Maurice Quentin de la Tour (es pastel sobre papel coloreado, eh):

Llegué por ahí al Renacimiento: Muy bueno Damián Forment.
Y qué impresionantes sargas de Pedro Berruguete.
El Martirio de san Cugat de Ayne Bru me hizo mucha ilusión verlo, lo recordaba de libros que hojeaba de pequeño.
Eh, un Mabuse.

Qué más se podía pedir. Salí fuera a comer, tres horas después. Me senté con un bocata y una caña con la vista de Barcelona al sol.

Quedaba la tarde para seguir viendo el Museo.

5 comentarios:

  1. Es muy refinado, y no niego su valor, pero a mí no me convence mucho el atavío del hombre con ese lazo en la cabeza.

    Saludos.

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  2. Es un retrato excelente, de una técnica que da escalofrío, pero sobre todo tiene algo: está vivo.

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  3. Y acabo de encontrarlo en Google Art Project, donde se puede ampliar mucho. Tremendo.

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  4. - + 3 al retrato ese; efectivamente está vivo, que desde mi punto de vista naturalista es lo mejor (por no decir lo único) que se puede decir de un buen retrato...
    - Me ha llamado mucho la atención a mí también (no intento copiando tus palabras situarme a tu nivel, ni mucho menos) lo de las ruinas románicas; los arbustos esos que crecen por encima son de una irrealidad rematadamente extraña.
    - Me ha hecho mucha gracia en el cuadro de Pancorbo ver a Pedro y Heidi saludando sobre la hierba al tren que llega. Ya le gustaría al desfiladero ese, pura paramera, tener algún día esos tonos pastel en el paisaje y ese verde tan verde.
    - El Patio azul, precioso. Tú que lo has visto en directo, ¿sabrías decirme si las dos figuras naranjas de la vasija de cristal con pie son reflejos de las flores de al lado o peces nadando dentro?

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  5. Pues no me fije: parece una pecera ¿no?

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