Sí, algo de ese debe de haber. Ahora lo interesante es pensar por qué los veinteañeros santiagueses varones no aparcan así (y creo que me meto en arenas movedizas, pero me parece que la cuestión tiene su aquel).
Venturetto y Jaime: supongo que en parte es por lo nervioso que me pone lo que tardan en hacer todas esas maniobras que hacen para aparcar hacia atrás, en vez de entrar directamente y en parte por dármelas de historiador de la cultura, atento a detalles aparentamente banales (pero como yo soy muy listo, descubro que son importantísimos). Y en parte es también por no decir en este blog cosas demasiado importantes siempre.
Habría que saber si ellas en general aparcan p'atrás y ellos p'alante(que no sé por qué te fijas sólo en los de veinte, qué sociólogo más poco serio), pero yo lo veo clarísimo: en primer lugar ellas piensan en la salida y en que salir de culo es muy peligroso. Y en segundo lugar y sobre todo, el maletero dando a la acera, cómodo, que siempre hay algo que sacar o que guardar. Está claro: ellas son más previsoras, más prudentes y más organizadas, y ellos más primitivos, dicho sea con todo el cariño del mundo.
Yo soy varón viejo y no soy de Santiago: aparco marcha atrás. Es más seguro, rápido y fácil. Es cierto que todo me va de culo, pero no veo el vínculo misterioso con mi forma de aparcar. ¿Seré femenino? ¿llevo un gallego dentro?...
Vaya, qué buenas explicaciones: seguridad frente a rapidez / autoescuelas que enseñan a hacerlo así: dos vueltas más y me da para un artículo que presentar al premio de perspectiva de género que hay en mi Universidad (sí, es así de triste, pero es así: en la USC somos muy modelnos); se podría titular: "de cómo mis prejuicios de género me llevaron a un mal análisis sociológico".
No lo pillo.
ResponderEliminarNo hay nada que pillar: ¡es una constatación empírica!
ResponderEliminarAsí lo enseñan en la autoescuela, ¿no?
ResponderEliminarAsí que ahora te dedicas al empirismo femenil veinteañero vehicular...Vaya, vaya.
ResponderEliminarSí, algo de ese debe de haber. Ahora lo interesante es pensar por qué los veinteañeros santiagueses varones no aparcan así (y creo que me meto en arenas movedizas, pero me parece que la cuestión tiene su aquel).
ResponderEliminarSuso, yo hago sociología de la buena.
ResponderEliminarEspera, espera... ¿Quieres decir que las veinteañeras santiaguesas saben aparcar?
ResponderEliminarYo lo que no acabo de ver es por qué tienes una imperiosa necesidad de decir esta constatación empírica.
ResponderEliminarSociología de la buena es, además de constatar, interpretar, así que interprete usted señor sociólogo.
ResponderEliminarVenturetto y Jaime: supongo que en parte es por lo nervioso que me pone lo que tardan en hacer todas esas maniobras que hacen para aparcar hacia atrás, en vez de entrar directamente y en parte por dármelas de historiador de la cultura, atento a detalles aparentamente banales (pero como yo soy muy listo, descubro que son importantísimos).
ResponderEliminarY en parte es también por no decir en este blog cosas demasiado importantes siempre.
¿que saben qué? ¿quién? joé que suerte tenéis allí.
ResponderEliminarHabría que saber si ellas en general aparcan p'atrás y ellos p'alante(que no sé por qué te fijas sólo en los de veinte, qué sociólogo más poco serio), pero yo lo veo clarísimo: en primer lugar ellas piensan en la salida y en que salir de culo es muy peligroso. Y en segundo lugar y sobre todo, el maletero dando a la acera, cómodo, que siempre hay algo que sacar o que guardar.
ResponderEliminarEstá claro: ellas son más previsoras, más prudentes y más organizadas, y ellos más primitivos, dicho sea con todo el cariño del mundo.
Yo soy varón viejo y no soy de Santiago: aparco marcha atrás. Es más seguro, rápido y fácil. Es cierto que todo me va de culo, pero no veo el vínculo misterioso con mi forma de aparcar. ¿Seré femenino? ¿llevo un gallego dentro?...
ResponderEliminarEllas y nosotros; es que así nos lo enseñaron a todos en Santa Eulalia...
ResponderEliminarYo las razones no las sabía (hasta que las explico CB), pero las diferencias siempre me parecen gozosas.
ResponderEliminarVaya, qué buenas explicaciones: seguridad frente a rapidez / autoescuelas que enseñan a hacerlo así: dos vueltas más y me da para un artículo que presentar al premio de perspectiva de género que hay en mi Universidad (sí, es así de triste, pero es así: en la USC somos muy modelnos); se podría titular: "de cómo mis prejuicios de género me llevaron a un mal análisis sociológico".
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