martes, 18 de julio de 2006

Sobre Baeza e Israel

1. Como lo colgaron en un comentario de hace tiempo lo pongo otra vez aquí
BAEZA
Apenas le interesaban la literatura y la filosofía. Sólo coincidía con él en su pasión por la naturaleza y en el desaliño indumentario. Sus conversaciones trataban sobre todo de árboles y plantas. Le asombraba que un profesor de francés supiera tanto de álamos, acacias, encinas, olmos... Le oía como a un entusiasta de la botánica. Eso decía, aunque yo no me lo creo. En medio, alguna alusión dolorida a Leonor, su desplome reciente. Entonces era sólo un compañero de claustro que componía versos, no el escritor afamado que fue después. Me contó que le había dejado ver algunos de sus poemas, escritos a mano, parte de los cuales apareció luego en la segunda edición de Campos de Castilla. También decía que una vez leyó una frase cenital, un verso suelto en una hoja suelta, entre sus papeles. Tuvo que ser antes de 1919, fue entonces cuando dejó aquel Instituto. Eso significaría que dispuso de veinte años para continuar el poema, pero no lo hizo. Puede que no quisiera seguir, que no encontrara palabras a la altura del inicio; o puede que, simplemente, sea un epílogo acabado, completo e inédito durante dos décadas. El verso al que se asía en el último derrumbe, “estos días azules y este sol de la infancia”.
Alguien quería saber dónde estaba este texto: es de Isidro Saiz de Marco, en la editorial Acuman (podéis pedir el libro aquí).
2. Sobre Israel, la lectura de la misa de hoy (Isaías 7); el rey que teme la invasión siria:
Llegó la noticia al heredero de David: "Los sirios acampan en Efraín". Y se agitó su corazón y el de su pueblo, como se agitan los árboles del bosque con el viento.
Dos buenos artículos, uno de Hermann Tertsch y otro de Shlomo ben Ami en El País.

2 comentarios:

  1. Precioso verso, preciosa historia (mito) para un triste final.

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  2. Gracias Antón por la revelación.

    (el pareado me salió sin querer)

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